Extremadura saqueada: la necesidad de recuperar un libro imprescindible para que no borren la historia de nuestra región

Este año se cumple el 40 aniversario de la publicación de Extremadura saqueada, con este motivo, se realizó un homenaje en Madrid hace unos meses y posteriormente una charla en Cáceres.

En el libro, que puede descargarse gratuitamente http://www.elrincondenaredo.org/Biblio-1978-Extremadura_saqueada.pdf, se analizan las relaciones de «dominación y dependencia que impone a Extremadura el sistema socio-económico, a través de un enfoque global que desborda los esquemas economicistas comúnmente empleados para ello», según la revista Fuhem ecosocial. www.fuhem.es

En la convocatoria en Madrid se presentó otro libro, Dominación y (neo)extractivismo: 40 años de Extremadura saqueada, que también se puede descargar http://www.inland.org/wp-content/uploads/GE_extremadura_saqueada_WEB.pdf . Este segundo trabajo cuenta con once artículos que presentan algunas soluciones para los problemas de Extremadura planteados en el libro original, problemas que continúan a día de hoy.

Según los organizadores del acto en Madrid, «el libro remite a una genealogía de las relaciones económicas de dominación y el expolio ecológico» que se deben a «la polarización entre las áreas metropolitanas atractoras de capital, población y recursos y las áreas periféricas condenadas al abastecimiento y el vertido».

Juan Serna, coautor de Extremadura saqueada cuenta cómo en la Transición, los extremeños tenían esperanzas de grandes cambios y, sin embargo, se encontraron de nuevo con un caciquismo que impidió el cambio profundo que buscaban. También recuerda cómo el Teatro López de Ayala tuvo el mayor lleno de su historia con la presentación de Extremadura saqueada, cuya única tirada se agotó en solo nueve meses.

En Madrid, otro de los autores del libro homenajeado, el economista crítico José Manuel Naredo recordó a José Martínez, fundador de la mítica editorial Ruedo ibérico. Esta editorial publicó libros tan necesarios como El laberinto español, El Opus Dei en España, La muerte de García Lorca (Ian Gibson), Vitoria Gasteiz: de la huelga a la matanza, Franco frente al Rey, La CNT o El eco de los pasos. Sin duda, Ruedo Ibérico constituye una de las pocas editoriales valientes que supo captar el signo de los tiempos a finales del franquismo y no traicionó su linea editorial en la Transición. En este sentido podríamos nombrar a otras como Zero ZYX. Recientemente Ruedo Ibérico y José Martinez han sido objeto de un documental, Radicalmente libre (https://www.youtube.com/watch?v=5cptJPUaVaw) y de un libro, La imposibilidad feroz de lo posible (Pepitas de calabaza www.pepitas.net)

Desmitificando el Plan Badajoz

En Extremadura saqueada se condenan duramente las condiciones de trabajo del Plan Badajoz, y se explica que este se usó como simulacro de reforma agraria. Las tierras puestas en regadío por el Estado permanecieron en manos de los grandes propietarios, solo el 24% se destinó a los colonos (en algunas localidades ni el 10%). El Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) arrendaba o cedía a precios «de broma» las que tenía en sus manos a los caciques locales. El paternalismo franquista iba de la mano de un intensivo control sobre los trabajadores y de una gestión disciplinaria de la «máquina de trabajo», expresión utilizada por Naredo en referencia al revelador libro El mito de la máquina del pensador Lewis Mumford.

Extremadura saqueada también aborda la última fase del saqueo extremeño: la de utilizar Extremadura para la instalación de industrias contaminantes. Naredo insiste en que para que hoy se movilice la gente, es necesario saber qué pasó en Extremadura años atrás.

La histórica manifestación contra Valdecaballeros

Juan Serna cuenta que el libro supuso un impulso al movimiento antinuclear extremeño y sirvió para estrechar relaciones entre territorios con idénticos problemas. Se refiere especialmente a la manifestación en Villanueva de la Serena de 1979, a la que acudieron 40.000 extremeños, que se negaban a que se construyera otra central nuclear, tras Almaraz. En una época en la que no había internet, Extremadura se informó a sí misma pueblo a pueblo, mediante panfletos, de los peligros que supone una central nuclear. Las promesas de empleo, de empresa y gobierno, no convencieron a los extremeños de asumir el destrozo ecológico.

Antidisturbios llegados de Córdoba cortaron el acceso a Villanueva a todos los vehículos para impedir la manifestación contra la construcción de la central, pero la gente, muchos venidos desde lejos, empezaron a dejar los coches donde podían y entraron en el pueblo a pie, campo a través. Al final 40.000 personas consiguieron entrar y realizaron la mayor manifestación de la historia de Extremadura a pesar de que al menos 20.000 se quedaron fuera. Los extremeños tuvieron en jaque durante varios al Gobierno de UCD, que estaba entregado a los intereses de las eléctricas.

La repercusión del movimiento antinuclear en Extremadura

El año pasado, se supo por nueve cables de Wikileaks, que el Gobierno de EEUU estuvo espiando aquella movilización y realizó informes para decidir qué hacer, ya que tenía un gran interés en la nuclearización de España. Uno de los cables afirmaba «el anuncio de las autorizaciones en el periodo vacacional de agosto tiene la intención de ayudar a minimizar la reacción antinuclear». Sin embargo, parece que la fuerte oposición les hizo cambiar de estrategia. UCD y PSOE eran claramente pronucleares, pero también desde el 76 el PCE a nivel estatal, no así sus militantes ni el PCE extremeño. Aquel día, los extremeños le dejaron claro al Gobierno que aquella central nuclear no se construiría, pues estaban dispuestos a lo que hiciera falta para evitarlo.

Finalmente, Ibarra y sus allegados decidieron a puerta cerrada optar por el «arreglo energético» que Extremadura ha estado pagando con dinero público hasta hace poco. Después se supo que se habían inflado los presupuestos de la construcción hasta multiplicarlos por siete en algunos casos. «Se cometieron auténticas chapuzas, se descubrieron facturas falsas, etc». Posteriormente, con la reconversión industrial se desmantelaría el tejido industrial a nivel estatal.

Volviendo a la actualidad

«Aquello se ha perdido», dice Juan Serna sobre la capacidad de movilización desde abajo. Sin embargo, iniciativas como Salvemos la Montaña han reunido a miles de personas este año para oponerse a la minería a cielo abierto que el capital extranjero pretende realizar en Cáceres.

Los autores también hablaron en el homenaje, de la importancia de un tren digno para Extremadura. Un tren que, en sus palabras, no puede ser el AVE, pues este se enmarca en la lógica del saqueo y de las grandes infraestructuras, como la central nuclear, del negocio de unos cuantos vendido como progreso e interés público.

Los autores califican de «colonización» lo que se hizo con Extremadura en aquellos años. Lo que se promulgaba como inversiones para la región y puestos de trabajo, servía para extraer materias primas para los grandes núcleos urbanos de fuera de la región, a la vez que se instalaban aquí las industrias peligrosas para la producción de energía para estas mismas urbes masificadas. El libro también recogía incluso una crítica a las Cajas de Ahorro, estrechamente relacionadas con los negocios mencionados.

Los periodistas Mª Ángeles Fernández y Jairo Marcos, de desplazados.org afirman que «si Extremadura ha sido saqueada, las mujeres extremeñas han sido directamente borradas». Sí hay algo de información al respecto de las mujeres en el mundo laboral, sobre todo en las fábricas textiles, y de cómo los grandes centros de producción (propiedad, entre otros, de El Corte Inglés) explotaron a las extremeñas, para crear su fortuna. Mª Ángeles explica que del total de mujeres agricultoras que hay en nuestra tierra, solo 1/4 son propietarias. Respecto a la «sangría demográfica» que supuso la emigración masiva, en especial desde 1977, no se explica solo por la emigración, también por el «saqueo de la fertilidad».

Hoy el saqueo continua y vemos cómo los latifundios pasan a jeques árabes que se hacen con grandes superficies de tierra en Extremadura. En el homenaje, los autores pusieron como ejemplo del saqueo actual, la planta azucarera de remolacha que quieren instalar en Mérida y que se abastecería de grandes cantidades de agua del Guadiana, produciendo además contaminación (Ver artículo: Junta y Ayuntamiento facilitan la instalación de la mayor azucarera de Europa en Mérida).

La necesidad de recuperar un libro

Para realizar el libro, hace 40 años los autores llevaron a cabo un trabajo de investigación entre 30 personas de diferentes ámbitos, muy jóvenes, creando una metodología propia y sin cobrar en un primer momento, ya que el proyecto se realizó por convicción, sin presupuesto ni subvenciones y sin afán de protagonismo académico. «La ausencia de jerarquías y de relaciones de dominación en el seno del equipo, la ausencia de burocracia, unida a la falta de deseos de capitalización personal de los integrantes, permitió ampliar el número de personas que desearon participar» dice Naredo. Se trató del primer estudio de investigación social de carácter participativo (entrevistas, encuestas, etc. a personas de a pie) de toda España.

Juan Serna ha señalado varias veces que pese a los elogios realizados por algunos políticos, el libro ha sufrido la censura encubierta de los dos principales partidos y hoy los jóvenes extremeños no saben de su existencia, cuando ciertamente «debería tener un hueco en el Bachillerato». Pese a su importancia, la Junta nunca ha tenido interés por promocionarlo.

En 2010, incluso se hizo una campaña de solicitudes a la Junta y a la Editorial regional extremeña, que decía así: «Esta obra, esencial e irreemplazable para comprender la historia económica, social y política de nuestra tierra desde una perspectiva de profundo rigor científico y compromiso cívico, permanece hoy en el más completo e infortunado olvido, presente solo en una exigua porción de las bibliotecas públicas y centros educativos y culturales de la región, casi por completo inaccesible para el lector, el estudiante o el investigador extremeño». Esta propuesta no fue escuchada. En varias ocasiones ha habido interés de colectivos o particulares por reeditarlo, pero finalmente no se ha llevado a cabo. Tras el acto en Madrid, se planteó la necesidad de realizar un debate en torno al libro en Extremadura.

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