Abel Mora ingresó el jueves en el centro penitenciario de Brians para cumplir una pena de 3 años y 9 meses de prisión, condenado como coautor de lesiones a un hombre que llevaba una bandera y una gorra española cuando volvía de participar en una manifestación del sindicato de la policía española Jusapol, en el metro de Barcelona, el 10 de noviembre de 2018. Abel entró en la prisión de Brians el pasado jueves, justo cuando la cámara baja aprobó la norma que exime de responsabilidades a toda acción realizada en el marco de la independencia de Cataluña.
Abel siempre ha negado haber agredido al hombre ni haberle causado lesiones, tal como se ha podido comprobar en las cámaras de grabación del metro. El Tribunal Supremo, sin embargo, ratificó que es coautor del delito de lesiones con alevosía y agravante de odio porque “vigiló el entorno que permitió” que otro joven no identificado empujara al hombre por la espalda escaleras abajo del metro, golpeándose frontalmente y sufriendo lesiones, 6y al que debe indemnizar con 9.000 euros.
Con ello el Tribunal Supremo confirmó la condena, que impuso el juzgado Penal 2 de Barcelona al anarquista, y que ratificó la sección 8ª de la Audiencia de Barcelona. En la primera sentencia, el titular del juzgado Penal nº 2 de Barcelona estableció en el relato de los hechos que Abel había participado aquel 10 de noviembre de 2018 en una manifestación de signo contrario a la del sindicato policial Jusapol, y que con otro chico siguieron a la víctima al acabar la protesta hasta la estación del metro de plaza Urquinaona “con la única finalidad de ocasionarle daño corporal”.
“Defensa de los postulados independentistas de corte anarquista”
En la resolución del Supremo, el tribunal, presidido por Manuel Marchena, descarta el recurso de casación y el argumento de la defensa de que el joven no actuó conjuntamente con la otra persona ni hubo alevosía, dando por buena la revisión hecha por la Audiencia de Barcelona. “Al acusado y a su acompañante les llamó la atención la víctima porque llevaba una gran bandera española y una gorra con el escudo de España. El recurrente, en defensa de sus postulados independentistas de corte anarquista, junto con su acompañante sienten animadversión a quien, para identificarse, a través de símbolos con el sentimiento de pertenecer a la nación española y para participar en el que, consideran, un acto de exaltación de tales sentimientos, ligan un pensamiento político y antinacionalista y colocan en posiciones antagónicas al movimiento independentista catalán. El rechazo hacia este grupo, en el que incluyeron a la víctima, fue el que los impulsó a arremeter contra él”, sostiene el Supremo. Añade que entraron en el metro los tres, y cuando pasaron la validadora de pago, el desconocido lo empujó por la espalda, acción con la cual se fundamenta la alevosía, mientras Abel vigilaba, y después salieron corriendo los dos y lo dejaron tirado en el suelo. De la acción de Abel, el tribunal, incluso, hace suposiciones y afirma: “Vigiló el entorno para asegurar el éxito de la acción perseguida por los dos, y el aseguramiento de la fuga, sin descartar una mayor participación en la materialización del ataque si, llegado el momento, fuera necesario”.
Y, con esos argumentos, el Supremo confirmó que Abel es coautor de las lesiones, porque hubo “una coincidencia de voluntades dirigidas a la misma finalidad; y es lo que se denomina el duelo compartido”.