El Campillo paga con su historia el nuevo Plan de Urbanismo

El patrimonio histórico del Casco Antiguo de Badajoz será vilipendiado por medio del Plan de Impulso, que contempla 20 millones de euros para reactivar la ciudad. La presión urbanística junto al Ayuntamiento de Badajoz, encaran la necesidad del saneamiento de la zona con un proyecto urbanístico que no se libra de la polémica.

Las asociaciones cívicas consecuentes con el patrimonio se ven obligadas a aplicar un control ciudadano. Se trata de la demanda vecinal de espacios públicos, respeto a la ley, y encaje arquitectónico. Algo que hasta ahora no ha cumplido en su totalidad, ya que no es capaz de calcular las diferentes ópticas en torno al resto de edificios, ni a adecuar esa arquitectura a un modelo sostenible con el medio ambiente e inclusivo con el patrimonio histórico.

El área de “El Campillo” se afirma como un barrio de intramuros, que limita en la parte más alta con los más grandes ejemplos de patrimonio histórico de la ciudad pacense, tales como la Alcazaba árabe, la Torre Espantaperros, la Plaza Alta y los llamativos jardines de la Galera. Y en su parte más proclive, por los baluartes de San Pedro y de la Trinidad. Una zona con antecedentes históricos cercanos a las primeras civilizaciones, que aprovecharían el mayor número de horas de sol por su posición estratégica en el sur.

La superposición de las diferentes poblaciones durante el tiempo solo ha enriquecido más el valor de la zona, sin embargo, las sospechas justas de prevaricación y especulación dan como resultado que el Casco Antiguo siga infravalorado, y a partes abandonado interesadamente. Mientras, un concurso de murales con tintes propagandísticos desvía la atención del plato principal.

Pintar de colores una injusticia no la hace menos inmoral, la ausencia de vivienda pública, y en su lugar el levantamiento urbanizaciones modernas con muy poco en común con las necesidades de los ciudadanos, muestra la ineficacia de las instituciones a la hora de preocuparse por su población.

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