Teniendo en cuenta la cantidad de información que manejamos en el día a día a nivel popular sobre conocimiento psicológico, del cuerpo, de la mente, del alma, de dualismos que no sabemos si existen o no, de categorías que utilizamos para más o menos entendernos ante realidades tan complejas como el comportamiento, el pensamiento, los sentimientos y las relaciones sociales (corriendo el peligro de no tomar una actitud activa a la hora de elegir y crear esas categorías, tomando sin cuestionar las que nos dan, con intereses, haciendo que miremos a través de sus lentes sin darnos cuenta); y como todo este conocimiento popular se ve mayormente dirigido por un conocimiento hegemónico amparado por la academia, ya tenga sus bases en la ciencia o no; o en su parte alternativa por un conocimiento que aparentemente se muestra hundiendo sus raíces en tradiciones ancestrales, pero que lejos de ser así, las utilizan en pos del beneficio personal y del lucro. Creemos que es necesario cuestionar el conocimiento psicológico de forma radical, ya sea éste hegemónico, popular, alternativo o cualquier otra categoría, ya que de nada sirve que se cuestionen los unos a los otros si estos no son antisistema.

Cuando en el subtítulo de las jornadas hemos puesto «perspectivas contra la psicología hegemónica», no nos referimos en concreto a perspectivas alternativas o populares que por no ser hegemónicas ya están en contra de éstas. De hecho, creemos que muchas veces van de la mano aunque se muestre lo contrario. Nos referimos a perspectivas que, ya vengan de la academia o del conocimiento popular (ya sea éste alternativo o no, dejando a cada cual que interprete lo que considera alternativo) sean antisistema. Que critiquen, desmonten y generen alternativas a las categorías que utiliza el conocimiento psicólogico hegemónico para controlar a la población de muy diversas formas, para asegurar que el sistema siga funcionando.

Creemos importante dar a conocer y divulgar estas perspectivas para que ayuden a una reflexión crítica individual y colectiva, que motive a largo plazo a generar alternativas a un sistema enfermo, del cual tenemos la responsabilidad de intentar cambiar en nuestro ambiente directo en la medida de nuestras posibilidades. Hace falta dar a entender que la revolución externa, no es nada sin la interna. Sin cuestionar y tomar conciencia del aprendizaje que tenemos a nuestras espaldas y que nos seguirá influenciando a lo largo de nuestra vida, imposibilita que colectivamente podamos ir a algún lado. Pero también hace falta entender, que el sistema nos quiere ensimismados, pensando sólo en nuestras necesidades, llevando así el normal egocentrismo infantil a un narcisismo en la edad adulta, priorizando constantemente nuestro proceso individual que se traduce en inacción social y hedonismo, justificándolo con que estamos dentro de nuestro necesario proceso de revolución interna, «tomando conciencia» y «deconstruyéndonos». Creemos que también hace falta entender que, proceso individual y colectivo, no son procesos a tomar por separado, que cada cual forma parte del otro, que un progreso colectivo es uno individual y viceversa, que hacer la revolución externa necesariamente implica hacer la revolución interna.

Hacemos estas jornadas, para también recordar y no olvidar, desde estas perspectivas del conocimiento psicológico, que las bases materiales y estructurales en las que vivimos nos condicionan, nos alienan y nos vuelven seres nihilistas (en el sentido que decía Nietzsche), si nos dejamos doblegar por ellas. Que conforman nuestra realidad simbólica para favorecer que esas bases sigan igual. Si nuestra realidad simbólica cambia radicalmente, es porque al mismo tiempo estamos cambiando la realidad material y estructural. Si de verdad llevamos a cabo una revolución interna, eso también significaría que estamos llevando a cabo una revolución externa. La revolución interna, no es nada sin la externa.

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