Este sistema no nos representa. Sobre la complicidad con la farsa electoral y el estado

[Desde Algrano Extremadura, colectivos y personas afines hacemos publico el debate surgido y redactamos éste escrito sobre nuestros posicionamientos. Tras un intenso debate, donde todos tenemos claro que la participación en la farsa electoral no va a representarnos políticamente. Y que por más cercanas y bonitas que sean las promesas electoralistas, no hay partido que pretenda acabar con esta desigualdad estructural, solo paliar los daños. En este punto y de forma circunstancial algunas personas plantean el voto hacia el sector izquierdista contra el avance de los partidos populistas de la extrema-derecha. Y es que ninguno va a transformar la situación de injusticia y desigualdad, pero si hemos de estar gobernados, es preferible una atmósfera más socialista que fascista. El «gobierno» tirano de los menos malos. Aunque nos sigue quedando la duda de ¿si votamos a la izquierda podemos caer en el acomodamiento de los reformismos asistencialistas y habremos creído avanzar? Y si sale derecha ¿Se van a crear las condiciones suficiente como para afrontar una alternativa contra el estado o nos acabaremos acostumbrando como siempre a las desigualdades y nos someteremos voluntariamente o mediante represión? Está claro que votar no va a acabar con esta dicotomía, y pensamos que más allá del votar o no votar, lo fundamental es la actitud política diaria de una manera activa, directa y autogestionada partiendo de unos principios no autoritarios y anticapitalista. Alguna de nosotras practicamos o hemos practicado la abstención activa aunque también nos surgen las dudas sobre el activismo y la ideas de algunos sectores abstencionistas y echamos en falta unas lineas estratégicas colectivas para abordar hacia donde debemos canalizar nuestros esfuerzos de destruir el asistencialismo burocrático y construir redes de apoyo y espacios de participación activa en la vida política en cada barrio y en cada pueblo]


Este sistema no nos representa, No les votes,
Sobre la complicidad con la farsa electoral y el estado

En vísperas del próximo espectáculo político de la dominación y el arte de gobernar a las sumisas, que vienen como siempre acompañadas por campañas electorales mediatizadas bajo la influencia de los intereses privados de la banca y el mercado, se dan las condiciones suficientes como para repudiar la trampa democrática y la farsa electoral que legitima el uso de la fuerza y el monopolio de la violencia con la que los estados consiguen mantener la paz social mientras la precariedad y la pobreza azota a la población.

Este absurdo entramado político y mediático con (el) que el sistema nos bombardea, sólo pretende crear la división y fracción de cualquier tipo de identidad social y colectiva y neutralizar cualquier forma de gestión comunitaria capaz de llevar a la práctica la totalidad de las ideas y las acciones que vean oportunas para dar cobertura a las necesidades básicas de la comunidad.

¿Por qué no nos representa? El estado democrático impuesto en la Transición y firmado en Los pactos de la Moncloa es el mayor golpe sufrido contra la idea y la práctica revolucionaria desde la Guerra Civil Española. La Transición fue y sigue siendo el montaje más importante realizado en democracia. Esto supuso la aceptación y continuidad del régimen fascista de la dictadura en la estructura organizativa fundamental del estado de derecho bajo la cobertura de la monarquía parlamentaria. Aunque más que derechos supuso condiciones, que fueron aceptadas por la práctica totalidad de las organizaciones antifranquistas. Lo que condenó a la desactivación del movimiento por parte de un gran porcentaje de la población española y con ello, toda capacidad consciente de crítica contra los cimientos y estructura del nuevo régimen.

Los partidos y sindicatos pactaron el porvenir de un pueblo, cerraron la venta directa con las que renunciaban a sus reivindicaciones históricas por las que se han mantenido periodos de resistencia y lucha. Estos falsos “actores políticos” hipotecaron el futuro y las pretensiones de transformación a cambio de la participación legal en un sistema democrático construido sobre un campo de exterminio de las que dieron su vida por la búsqueda de la libertad.

Este periodo democratizador donde se impuso la violencia y el terrorismo de estado no fue menos duro que en otros periodos de la dictadura. El estado criminalizó de manera sistémica todo intento revolucionario y disidente y vació de sentido sus aspiraciones autónomas de liberación.

El estado del bienestar que vino acompañado de la entrada del liberalismo económico y capitalista, y también con ella, la nueva clase política realizó una nueva transacción hipotecaria de la economía y de los intereses propios del país y sus territorios, a cambio de la inclusión en la Unión Europea y del sometimiento sistemático a su control.

El asistencialismo institucionalizado por parte del estado, irrumpe contra la espontaneidad de la organización independiente del mismo, coarta la capacidad de acción social y neutraliza la capacidad crítica y de transformación de la sociedad. Cada servicio que el estado nos ofrece dando cobertura a nuestras necesidades, siempre dentro de la óptica del capitalismo, es la muerte de las formas ancestrales de organización y relaciones humanas, o al menos la dificultad de reapropiarnos de ellas. Nos aleja de las herramientas de autogestión colectiva y nos condena a la sumisión bajo leyes y al sometimiento ideológico de la doctrina del Estado.

En el panorama partidista y sindical lejos de crear propuestas constructivas y convincentes de transformación social se dedican a regocijar en la basura política amarillista. Cualquier promesa electoral fruto de campañas realizadas para la conquista del gobierno puede ser olvidada tras el ascenso al poder. No habrá representación mientras cualquiera de los partidos que gobierne lo siga haciendo a la orden de los intereses del capitalismo y el mercado y la vieja política del “y tú más” mientras actúan ciegamente con la injusticia y la desigualdad institucionalizada.

El reformismo democrático sólo pretende reconducir la deriva y el fracaso político de las masas representadas hacia la vía asistencialista y paternalista, apagar los focos de rebeldía autónomos y reforzar el modelo de sistema imperante. Lejos de traer soluciones, se queda en una simple mediación apaciguadora, promotora de la destrucción de redes comunitarias; fagocitando las alternativas autónomas para su propio interés, absorbiéndolas para ser explotadas de una manera capitalista mientras se aleja de sus objetivos iniciales.
La aceptación y el sometimiento de estas estructuras automatizan y legitiman la fuerza con las que el Estado nos adoctrina.

Desde una mirada en perspectiva de los avance de las conquistas sociales, las mayores transformaciones han llegado de la mano de necesidades, injusticias y desigualdades evidentes y con la acción y la lucha como respuesta directa, hasta llegar a la solución pragmática de los problemas y necesidades más básicas. Desde la participación activa de las afectadas como parte de la solución de sus problemas, desde la gestión directa sobre sus recursos y territorios más cercanos.

Llega la hora de volver a formar parte activa de la vida política, autónoma y libre, de dejar de delegar las responsabilidades públicas de agentes políticos colocados por la maquinaria del sistema dentro de cada una de las entidades burocráticas del plano social, político y laboral. Es el momento de empezar a plantear la resolución de necesidades de una manera igualitaria, común y colectiva. De volver a reactivar el movimiento autónomo asambleario. De dar cobertura a nuestras necesidades y de responder contra cualquier hecho que atente a nuestra integridad como personas y comunidad.

Hagamos caer las estructuras de dominación, las instituciones y la burocracia. No queremos más reformas, ni subvenciones, no queremos asistencialismo, ni representación, no queremos trabajar para sostener este sistema. Que no aniquilen nuestras últimas capacidades de responder de una manera digna a la ilegítima condición de siervas y esclavas del dinero y el Estado. Queremos la transformación del estado actual de las cosas. La destrucción del capitalismo como sistema económico y de relaciones. La abolición de la propiedad privada. Contra los bancos y las corporaciones mercantilistas. Por la destrucción del Estado y sus instituciones burocráticas, a través de las cuales ejerce el monopolio del uso de la fuerza y la violencia, y la legitimación de las desigualdades.

Contra el avance del progreso y la industrialización de cualquier actividad productiva, de los servicios y de la vida cotidiana. Contra la tecno-ciencia y su dominación.

Apostamos por la creación de colectivos, redes y grupos de afinidad, y de proyectos horizontales que tenga un sentido anticapitalista y autónomo. Por la práctica de la acción directa y la desobediencia civil como métodos diario de transformación y medios, para el fin mismo. Por la vuelta a los comunes y a la colectivización. Por la economía de subsistencia sin nocividades. Por la búsqueda de libertad e igualdad desde la defensa de los territorios.

“O bajo las garras del capital o libre, esa es la elección. Por una conciencia autónoma que conduzca la lucha que recupere desde abajo a partir de la persona, del individuo que entra en discusión con su entorno y de estas relaciones donde decide unirse a otros en una dimensión social que va más allá de los institucional, el estado y el capital”.

¡NO LES VOTES! ¡¡LA POLITICA ESTA EN LA CALLES Y EN LAS ASAMBLEAS!!

EL VOTO TE HACE COMPLICE DE LA FARSA ELECTORAL Y PERPETÚA LA CONTINUIDAD DEL ESTADO Y EL SISTEMA DE DOMINACION CAPITALISTA

POR LA AUTONOMIA DE LOS PUEBLOS, ABSTENCION ACTIVA Y REBELDE
TODO EL PODER PARA LAS ASAMBLEAS

Extremadura, 28 de Abril de 2019

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