Reflexiones sobre la Técnica y el Estado

El verdadero Poder político y económico radican en los avances de la técnica y la tecnología. La política y la económia están al servicio del técnica y la tecnología.

El progreso y la modernidad en general le está saliendo muy caro a la humanidad. Todo progreso debe ir acompañado de la existencia de un Estado fortalecido a través de los impuestos, de una super-estructura que organice de forma pormenorizada todos los asuntos de la sociedad y de un ejército que defienda los intereses de la clase dirigente dentro y fuera del país. La protección que brinda el Estado a sus súbditos debe ir acompañada de una fiscalización exhaustiva del ciudadano y de su consentimiento para favorecer el progreso técnico y tecnológico, de manera que no pueda haber ningún tipo de contestación y cuestionamiento al orden establecido vigente.

Si durante la revolución industrial no había vida más allá de las fábricas, en la revolución tecnológica no hay vida más allá de las pantallas.

Si la revolución industrial impuso el trabajo (asalariado) como modo de vida, en la revolución tecnologíca se impone el ocio como modo de vida. El trabajo y el entretenimiento sirvieron y sirven como herramienta de control social, la producción y el consumismo derivaron y derivan en sistemas totalitarios que desbordan las expectativas de desarrollo que pueda tener el individuo en la sociedad. No puede haber libertad en un sistema de dominación que invade permanentemente la vida de los individuos y que dicta cómo hay que pensar y actuar en cada momento de la misma.

El tiempo para el hombre moderno es basicamente dinero, es decir, producción y consumo (que se convierte en consumismo). No hay otra concepción del tiempo que no sea la material, invadiendo constantemente la esfera pública y privada del individuo y su vida. Lo espiritual queda reducido a las creencias religiosas, políticas y filosóficas que suelen servir de medio para la consecución de fines materiales. Se ha prostituido la espiritualidad en nombre del progreso, la modernización y el desarrollo económico. Ya no queda espacio para la convivencia sana, la psicología y la religión están al servicio del Capital y el Poder. Todo está contaminado por las relaciones de dominación ya sean económicas o afectivas.

Ante el peligro que causaron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki de una aniquilamiento total de la civilización, la humanidad tomó la senda de la destrucción lenta y programada que le ofrece la técnica por medio del control de la Naturaleza y el ser humano a fin de evitar su inminente desaparación, de manera que la técnica se convierte en herramienta de su salvación y degradación planificada hasta la desaparición de lo que se ha llamado vida “inteligente” en el planeta.

Las guerras son Razon de Estado y en consecuencia son sagradas, de manera que la ley permite matar en nombre de la patria. El ejercicio de la violencia esta salvaguardado por el imperio de la clase dirigente.

El Estado se funda en la violencia, es decir, en la guerra. Con lo cual el Estado en tiempos de “paz” es un Estado prebélico dispuesto a tomar las armas en el momento en que vea peligrar su status qüo o Poder. Mediante el Estado prebélico el Estado mantiene a otros Estados a raya incluyendo a la población o disidencia interior que albergue intenciones de cambiar el Sistema.

La tecnología ha creado un mundo totalmente abstracto, internet es la culminación de este mundo dominado por las máquinas que sitúa al ser humano como un producto creado por la técnica que ya no puede percibir la realidad tal como es, debido a la dependencia que éste tiene con la megamáquina.

Su disposición y servidumbre es cada vez mayor, normalizando lo que será el nuevo sistema de dominación basado en el tecnofascismo.

Su capacidad de sentir será cada vez menor al estar alejado del mundo natural, de manera que los estimulos externos anularán a los internos, es decir, la propaganda lo proveerá de las motivaciones que necesite en cada momento para guiar su conducta.

Ya no quedará ningún resquicio de humanidad en un mundo tecnológico. Todo estará al servicio de la técnica y la máquina. El mundo virtual reemplazará al mundo natural que quedará reducido a la mínima expresión en su faceta ecofascita para la supervivencia de los más adaptados al nuevo sistema de dominación.

Internet y las redes sociales formas parte del espectáculo capitalista donde la imagen del usuario se mide por el número de seguidores y me gustas. La permanente competitividad por la popularidad en Internet es un indicativo de una sociedad de masas en la que el individuo renuncia a su originalidad innata y se tiene que vender como una mercancía más para poder ser reconocida. La imagen del individuo transformada en mercancía para la audiencia y el mercado. La revolución transformada en espectáculo y asimilada por el sistema de dominación. Ya no quedan individuos donde sólo hay imágenes abstractas.

Con Internet el espectáculo se ha democratizado. Ahora quien disponga de Internet puede ser famoso. Sólo se trata de venderte como un producto o una marca para la audiencia. Si gustas (me gusta en facebook) empezarás a ser famoso y podrás competir con otras marcas o imágenes reconocidas para aumentar tu popularidad. En el fondo lo que manda en la sociedad de consumo es el mercado y el Poder. La fama te proporcionará influencia. Influencia para convencer (influencer) e influencias, con lo que tendrás más Poder si alcanzas los objetivos que determina el mercado. El poder alimenta al Poder.

El poder político crea el poder económico. La democracia es un pastiche de ideologías que derivan en totalitarismo al servir a un único fin; la conquista del poder político para apropiarse de los recursos naturales y de este modo ofrecerlos como mercancía a la sociedad, de manera que puedan competir a través del trabajo por una remuneración. El dinero se transforma en objeto de especulación y de competencia o dicho de otro modo en un fin para la supervivencia. Sólo se trabaja por y para el dinero, no hay otra motivación que no sea la material.

La democracia o el poder político sirven de este modo a la consecución y perpetuación de la economía como fin y no como medio para la sociedad. Todo gira en torno a la economía. Sin acumulación de capital no hay progreso, modernización y tecnología.

El mundo se ha acabado transformando en una inmensa mercancia con la que poder especular y obtener beneficios económicos hasta su extunación y destrucción.

La primera etapa de la emancipación es espiritual e individual como sucede con la dominación. La dominación de la sociedad surge en primer lugar a partir de la coerción política y social (gobernados-gobernantes) para ser después económica (explotados-explotadores).

Para liberarse de los explotadores el individuo deberá primero liberarse de los gobernadores, es decir, de los políticos que dicen representarlo y de sus instituciones dedicadas a la opresión o en última instancia del Estado

En la sociedad capitalista todo se mide por la cantidad y no por la calidad. La dependencia de las leyes del mercado y de la productividad (1) imponen un modo de vida competitivo e hiper-violento en todos los ámbitos de la vida del ser humano que suprimen su creatividad o la ponen al servicio del Poder, con lo cual queda reducido a bestia de carga o a autoridad intelectual sumido en su propio narcisismo individualista que lo despoja de todas los valores y virtudes que lo hacen ser humano.

1. De ahí la destrucción de la Naturaleza, la adoración al sistema ténico y el fetichismo de la mercancía con la sacralización de la imagen que imponen los valores capitalistas.

La sociedad de la información se circunscribe en la era de la confusión, donde nada es completamente falso y completamente verdadero. De ahí que la propaganda sea la herramienta de manipulación por excelencia de los gobernantes hacia los gobernados. No se distingue la información de la propaganda y todas los hechos pueden ser tergiversados a conveniencia en forma de noticias por parte de los medios de comunicación ya sean de masas o alternativos.

Fuente: https://matapuces.blogspot.com

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