La Revolución en la Sociedad PosModerna

¿Pero que es la Posmodernidad? Pues bien es la sociedad en la vivimos actualmente usted y yo. Si bien la sociedad Moderna dura 500 años dando comienzo con la ciencia deductiva moderna, en concreto con Copérnico y su modelo heliocéntrico (1533); se fragua definitivamente en la Revolución Francesa (1789) y finaliza con la 2ª Guerra Mundial (1945). De la Modernidad destacaremos los siguientes arquetipos culturales:

Hombre prometéico (Desplaza a Dios)

Razón y Dialéctica (Del Mytho al Logos / Tesis, Antítesis y síntesis)

Ilustración Intelectual (Medios Analógicos: Imprenta, libros, cine y TV)

Futuros utópicos, progresivos y seguros (Creencias solidas, enraizadas y permanentes)

Política Estado-Ciudadano-Trabajador (Ideología liberal y comunista)

Moral y Verdad universal (Derechos Humanos y Ciencias exactas)

Sociedad Disciplinada (Deber y Castigo /Escuela-Fabrica-Cuartel-Cárcel)

En resumen según la narrativa moderna la democracia y la ciencia traerían progreso, y en consecuencia un futuro utópico a partir de la voluntad y la razón, siempre y cuando se sacrificara el presente. Pero sin embargo los sueños de la Razón moderna generaron monstruos (Auschwitz, Hiroshima, Gulag), y con ellos la Razón pierde su transcendencia liberadora, transformándose en un simple instrumento a las ordenes del Capital. Ante esta realidad se produce un cambio de paradigma cultura, es decir el surgimiento del Posmodernismo. Iniciándose en los años 60 (Vietnam, Contracultura, Mayo del 68), se encumbra con el fin de la URSS (1991) y se globalizando en la primera década del siglo XXI (redes sociales). Y cuyas bases conceptuales son la siguientes:

Persona Hedonista (Desplaza al Hombre prometéico)

Deseo y Placer = HiperConsumo (Desplaza a la Razón / Del Logos al Mytho)

Imagen Emocional (Desplaza a la Ilustración / Medios Digitales: Internet y redes sociales)

Presente efímero y superficial (Desplaza al Futuro utópico /Adsolescencias y Modas)

Gestión del Mercado (Desplaza a la Política Estado / Ideología Neoliberal)

Derechos del Consumidor (Desplaza a la Moral universal / Ética personal)

Sociedad del Espectáculo (Cambio, movimiento y seducción / libertad condicional)

La Posmodernidad es un Tiempo Disincrónico: Sin narración, sin objetivo, sin proyecto, sin pasado ni futuro. Es decir, una sociedad insegura y precaria con un tiempo atomizado y disperso. A diferencia de la sociedad Moderna que tenia un sentido teleológico de la existencia (Futuros utópicos) con un tiempo lineal y narrativa concreta (introducción, nudo y desenlace). Por contra, en la posmodernidad los sucesos son liberados de ese marco temporal, por lo que se pierde el sentido de duración y cada instante es igual al otro. Donde nada concluye porque nada comienza, y no se va a ningún sitio y nada tiene sentido. Generando una angustia existencial, donde lo único real es el Yo (Culto al cuerpo, síndrome de Peter Pan). Incubándose un ser humano egoísta, mediocre y conformista; es decir un hedonista extremo que busca una larga y sana vida aburrida. En búsqueda continua del placer total, pero un placer total superficial (comida rápida, centro comercial, pornografía). Cada uno se vincula con sigo mismo a través del espejo negro de su pantalla (Black Mirror). Ya no nos miramos a los ojos (efecto Skype) ya que somos iconoclastas, dado que nuestra imagen debe ser perfecta, actual y superficial.

En otras palabras, en la época Moderna el tiempo era secuencial, y se vivía a tiempo y se moría a tiempo, ya que solo con la muerte como posibilidad la Vida adquiere sentido (ayer, hoy y mañana). Pero en la Posmodernidad vivimos solo un Presente (Hoy, hoy y hoy), dado que no hay tensión dialéctica entre la experiencia (pasado) y la vivencia (presenta). Como es un presente continuo solo hay vivencias, y una sucesión de vivencias no lleva a una vida plena, lleva a una vida aburrida. La Modernidad fue la era del progreso, el Hombre se proyectaba al Futuro, y el Pasado sostenía al Futuro. Había un Sentido Histórico, la Historia ordenaba y daba sentido a los hechos. Mientras que en la Posmodernidad se reproduce un Simulacro de Historia donde se vive un tiempo desarticulado (presente), sin compromiso (futuro) y sin lealtad (pasado), es decir sin memoria, ni esperanza: donde el acontecimiento ha muerto, solo ocurriendo hechos veloces y sin contemplación. Dado que sin narración los hechos se agolpan en un presente sin sentido.

Por otro lado, se busca la uniformidad, el infierno de lo igual. Todo es mercancía: solo el precio establece diferencias. Una sociedad llena de una pluralidad de individuos aislados, pero narcisistas (cultura del “Selfie”). El tiempo en el que existía el otro ya se fue; la total positividad del hoy lo ha eliminado. Dado que el exceso de positividad todo lo iguala, dado que sin límites solo crece lo mismo. Por ejemplo, nuestros gustos en las redes sociales tienden a igualarse. Debido a que los algoritmos de la redes sociales solo nos ofrecen lo que es afín, lo que nos gusta. Todos son como yo, todos piensan como yo, y al que no lo bloqueo. Porque lo igual no duele, no se sufre; generando el “Me Gusta” como el tesoro de lo igual. Lo igual genera solo lo igual, disolviendo todas las diferencias y las particularidades. Dándole una vuelta más de tuerca, el neoliberalismo impone en concepto de autenticidad (todos queremos se distintos a los demás), pero al quererlo todos, todos somos iguales. Y el neoliberalismo se aprovecha explotando esa diversidad (modas), dado que solo se permite diferenciarse dentro del sistema (mediante el consumo), generando una pluralidad aparente. Generando una alteridad consumible, una especie de “autenticidad” por medio del consumo que intensifica la referencia narcisista, donde el mundo es una matiz de sí mismo. La Cultura del Selfie, imágenes autorefenrenciantes superficiales de un sujeto vació e inseguro. Este narcisismo extremo también genera un miedo extremo a lo extraño y lo desconocido, generando una negatividad de lo desigual. Por tanto, vivimos en guetos sin presencia de lo extraño. En contraposición a lo extraño esta el consumo de mercancías, en la mercancía no hay negatividad: No nos reprocha, no nos acusa. Solo quiere un “Me gusta”.

Por tanto actualmente estamos ante una sociedad de Positividad extrema (Si se puede!!!) donde lo negativo desparece. Es decir sin dialéctica, ni contradicciones, ni conflictos es decir sin alternativas; siendo sustituidos por conceptos como tolerancia, opinión y consenso. Se barre lo negativo (solo se busca el “Me Gusta”) para que el capital fluya sin barreras ni físicas, ni éticas. La redes sociales presentan una realidad ideal, sin negatividades, ni diferencias, ni jerarquías. Hemos pasado del paraíso celestial al paraíso virtual, donde no se siente el control. Es decir vivimos como en una pecera, dando continuas vueltas en nuestro espacio de confort ideológico, en una perpetua huida del dolor, de lo negativo, del conflicto dialéctico.

Se busca una estética de la no-resistencia: Lo pulida, pulcro, liso, simple, básico y banal (minimalismo, smarphones, depilación, botox). Dando un paso de lo físico a lo mental, se busca una comunicación positiva lisa (emoticonos), donde no hay nada que interpretar y reflexionar ya que esta vaciada de toda profundidad. Por tanto, lo concreto se desmitifica y se hace consumo. Pero el arte requiere conmocionar, cuestionar, interpelar, sacudir y herir (punctum). Pero el arte posmoderno solo busca satisfacer y agradar (studium). Se busca la estética del selfie, del primer plano: Lo bello digital contra lo bello natural, ya que se elimina todo lo negativo (photoshop) y se busca lo transparente (pornográfía). Una estética sin metáforas, sin encubrimiento, sin erotismo, sin afecto, sin inconsciente,… en definitiva sin belleza. Ya que lo bello esta en la armonía de su desorden, es contradictorio y contemplativo; dado que invita a la demora y al reencuentro. La estética posmoderna excita pero no termina en contemplación, dado que es una estética de uso y consumo. Hay las obras de arte no tiene un valor de culto o expositivo, solo un valor especulativo. Y el ojo consume sin recordar, dado que la absoluta conectividad no narra, solo vincula.

Es una sociedad de la Autoexplotación, el patrón ya no esta fuera sino que vive con uno mismo, generando enfermedades neurológicas típicas del posmodernismo como son el estrés, la depresión, el TDA, la bipolaridad,… Causadas por la fatiga y el cansancio extremo. Ya que el tiempo libre ya no existe, solo hay tiempo productivo al estar 24 horas conectados a la maquina (smartphones) produciendo y consumiendo datos. Nos vendemos como mercancía diariamente en las redes sociales de manera voluntaria e incluso placentera, sin ningún tipo de coerción. No se permite el aburrimiento, ni la vida contemplativa solo el rendimiento multitarea. Como los ordenadores, somos pura actividad, puro calculo. El capitalismo del rendimiento y la eficacia no tolera detenerse, todo el tiempo tiene que ser productivo, con la máxima “O funciona o fracasa”; como la maquinas que funciona hasta autodestruirse.

Por otro lado, nos autocontrolamos, para poder autoexplotarnos mejor, bajo la obligación de rendir al máximo, siempre dispuestos y preparados. En otras palabras “yo siempre debo poder”; iniciativas y motivaciones suplantan las prohibiciones, los mandatos y las leyes. Hemos pasado de la sociedad disciplinada que generaba locos y delincuentes; a la sociedad del rendimiento que genera depresivos y fracasados. Esta es la astucia del neoliberalismo, la cual se puede resumir una frase: “Eres dueño de tu destino”, y por tanto eres el único dueño de tus fracasos. Somos esclavos que nos hemos convertido en amos de nosotros mismos, libres de autoexplotarse. Generando una nueva topografía del trabajo, donde debido a Internet se puede trabajar en cualquier lugar y momento (fin de la dualidad fabrica- hogar).

Si como se afirma los medios de producción de una sociedad determinan su conciencia, el medio de producción determinarte en el siglo XXI es sin duda el mundo digital (PC, Internet y las redes sociales). Y por ende son los máximos exponentes de la sociedad posmoderna. Hemos tenido la ilusión de que Internet podía ser una herramienta de libertad (Primavera árabe, 15-M), pero esta la ilusión duró poco (Snowden, WikiLeaks). Se trata de un mundo digital que no controla, ni censurado; sino que mediante la voluntaria y plena visibilidad generan una sociedad de lo igual y la autoexplotación. Las redes sociales son las nuevas iglesias, los smartphones los nuevos confesionarios y el “Me gusta” el nuevo Amén. En los medios digitales, se formar redes de comunicadores y consumidores horizontales. De cazadores de información inmediata, reemplazando la reflexión y la acción por la operación; y el análisis por el cálculo. Dado que las defensas intelectuales altas dificultan la transmisión de información, se fomenta la cultura de las defensas bajas, es decir la emotividad (la cultura del “me gusta”). Estas defensas bajas facilitan el exceso de información, un exceso que intoxica y que genera un síndrome de fatiga informativa, que no nos permite reflexionar que es lo principal y que es lo secundario. Rompe la jerarquía vertical, generando olas de indignación; pero esta indignación no pasa a la acción publica, dado que se trata de una indignación individual y atomizada. Una indignación emocional, sin pasar a un plano reflexivo, es decir sin pasar a la acción. En consecuencia, la información actual pulida, lisa y llena de datos, lo que le permite acelerarse ya que no tiene fricciones (anulando distancias físicas y mentales), se trata de una comunicación de lo igual, dado que la información circula más fácil donde predomina lo igual ya que todo lo convierte en números, en datos informáticos (0-1). La comunicación digital es un simple cálculo que solo acumula, no transforma. Por ende el consumidor ideal posmoderno es un sujeto sin carácter, sin firmeza, ni constancia. Se trata de un sujeto post-freudiano, que solo se obedece a sí mismo, por tanto no es la obediencia sino el placer y la libertad, con una incapacidad de decir no. Si el Yo freudiano era un Yo obediente a una conciencia moral (negación, represión y miedo), el Yo posmoderno se enfoca totalmente en sí mismo, donde la libido se dirige a los objetos y no a los sujetos. Del “ pienso luego existo” al “existo luego deseo”.

Dado que ahora nos regimos por el Mito de los Datos, es decir que todo es medible y por tanto nos hacen conocer conductas de los que no somos conscientes (patrones de comportamiento colectivo). Las nueva mercancía es la información del Big Data, y no paramos de producir datos de forma gratuita e incluso placenteramente, dado que el sistema exige transparencia máxima, al igual que los curas en los confesionarios.

Actualmente hemos pasado del Big Brothe (Modernidad) al Big Data (Posmodernidad), donde nosotros libremente damos nuestra información (perfiles, fotos, geolocalización, consumos). Si Foucault nos habló del control político de la vida y los cuerpos (biopolítica), actualmente nos encontramos ante un panóptico digital que va más allá de la biopolítica, centrándose en dominio del pensamiento centrándose en la Psicopolítica. Mientras que en la modernidad se considera libre a la persona libre de coacciones externas (Deber o Castigo), en la posmodernidad el sujeto está sometido a las coacciones internas de la autoexplotación (Poder-Hacer) ante la búsqueda del rendimiento y la optimización del tiempo. Es decir, el neoliberalismo es un sistema muy inteligente de explotación mediante el juego, la emoción y la comunicación. Porque la explotación más eficiente es la explotación voluntaria, ya que en la sociedad posmoderna la libertad solo se entiende como una virtud personal ¿Pero se puede ser libre en medio de una sociedad sometida?.

En otras palabras, entender la libertad como un acto individual es un astucia del capitalismo. Y por ende, para evitar el conflicto revolucionario entre los trabajadores y los patrones, se nos vende el concepto de Capitalismo Mutuo; transformado al proletario en “empresario” (emprendedor). En consecuencia la Lucha de Clases tiene lugar dentro de cada uno, dado que somo victimas y verdugos al mismo tiempo. Vigilantes de nuestro propio panóptico personal, haciéndose muy difícil distinguir burgueses de proletarios. Pasando de la Dictadura del Proletariado a la dictadura del Capital, donde fracasar en la sociedad posmoderna es un problema personal y no social. Y la agresividad en vez dirigirse hacia el sistema social se dirige hacia adentro de uno mismo, pasado del sujeto revolucionario al sujeto depresivo.

Por que al igual que en las religiones, si frente a Dios no logramos ser libres (Sentimiento de Culpa), frente al Capital tampoco logramos serlo, pues este se ha tornado un nuevo Dios al que someterse (Pensamiento Negativo). Dado que el neoliberalismo se construye con rasgos religiosos, trabajando sobre el propio Yo. Hemos pasamos de los Pecados, a los Pensamientos Negativos, y en vez ser tentados por el diablo, ahora las tentadores somos nosotros mismos. Y los nuevos curas son los psicólogos del coaching, bajo el evangelio del rendimiento sin limites, dentro de la nueva Iglesia que es el Capitalismo de la Emocional, dado que vende emociones las cuales generan necesidades para consumir y compromisos emocionales para trabajar (salario emocional).

En conclusión, la psicopolítica lo que busca es pronosticar el comportamiento, mediante los datos que confesamos en el Big Data. El Poder se expresa por la negación de la libertad, pero la denegación de la libertad en una expresión de debilidad del Poder, pero sin embargo el mayor Poder no se obtiene mediante la violencia sino mediante el uso de la libertad para consolidar el Poder: Por tanto en la sociedad neoliberal el dominado no se siente dominado, ya que se siente motivado y activo; por un Poder seductor y positivo: Seductor porque no busca esclavos sumisos, sino dependientes. Y positivo porque no niega la libertad sino que la explota, genera emociones positivas sin enfrentarse al sujeto; no impone silencio sino que estimula la expresión (Big Data). Uno se somete consumiendo y comunicando.

Si en la Modernidad (biopolítica) se administraban cuerpos y disciplinaban vidas, utilizando el castigo como amenaza (no como un fin) mediante un poder normativo. Mediante la dualidad Docilidad-Utilidad, si eres dócil y obediente eres útil al Poder Disciplinario. Sin embargo en la Posmodernidad, se impone la psicopolítica, se busca la mente como fuerza productiva (Big Data) utilizando el exceso de información y la transparencia disfrazando la Libertad. El panóptico digital es amable, no te prohíbe, te deja “ser libre”; nos exponemos por dentro (WhatsApp) y por fuera (Instagram). Comunicación y control coinciden, el consume se promociona por exceso dado que el Poder adopta una metodología sutil ya que no se apodera del individuo, sino que actuá para el individuo mediante los mecanismo de dominación (redes sociales) interpreta como libertad el apoderarse de si mismo, es decir sentirse libre en la dominación. Ya que en todas partes se promociona la libertad y de este modo autoexigirse rendimiento hasta el agotamiento (mental), y para evitar este agotamiento nos vende libros de autoayuda y fármacos. El modelo neoliberal no prohíbe expresarse, al contrario impulsa la expresión.

El Poder no siempre es coerción, la mayor expresión de Poder es que el súbdito quiera lo mismo que el soberano. Es decir, mediante la intermediación; trabajando desde el otro no contra el otro. Si esta intermediación no sirve, entonces es cuando el poder utiliza la violencia. Por tanto, a mayor intermediación, mayor sensación de libertad; mediante la utilización de la comunicación como herramienta del Poder. Es un error pensar al Poder como un NO, ya este utiliza la intermediación para transformar un NO en un SI. En consecuencia, la posibilidad de sanción es un factor de poder mientras no se hace uso de ella. Aplicar la sanción (violencia) no es demostración de Poder sino del fracaso del Poder. Habitualmente quiere evitar la sanción más el Poder que el súbdito, dado que cuando nos vemos afectados por una sanción, este dejar de ser una herramienta de Poder y puede se puede transformar en la herramienta del oprimido contra el Poder (victimismo). El Poder más poderoso es el Poder como libertad, dado que la violencia pura (asesinato) no busca dominar sino extinguirlo. El Poder del soberano no esta en matar sino en perdonar la vida. Y para este fin existen tres tecnológicas del Poder: Soberanía, Legislación y Disciplina.

-Soberanía (policía): De arriba hacia abajo con escasa intermediación

-Legislación (multa): La ley como certeza, mucha intermediación y estabilidad

-Disciplina (semáforo): Automatización y costumbres, reflejos más que reflexión. No busca respeto sino obediencia.

El Poder disciplinario es el más astuto pues funciona a partir de la norma, lo cotidiano y la costumbre. Ya que es más estable y eficiente que el poder coercitivo, pues no lo ejerce nadie en concreto. Pongamos un ejemplo, una señal de trafico es más eficiente que un juez o un policía, pues funciona las 24 horas del día y no cobra un sueldo. Además el súbdito no lo persive como un ente coercitivo, de este modo los pobres actúan como quieren los ricos, ya que suponen que la pobreza es su estilo de vida (destino) libremente elegido, del mismo modo que la gente no cruza un semáforo en rojo aunque no circulen vehículos por la carretera. Por tanto, el Estado no se basa solo en la violencia sino mayormente en la Voluntad Común, la cual es formada mediante la acción comunicativa. Y para conseguir dicha acción comunicativa, alrededor del soberano se construye un aparato organizado institucional de poder. En otras palabras, los esclavo eran más que los amos, pero los amos eran solidarios entre ellos y con objetivos comunes; es decir tenían una organización estratégica superior (Estado).

La violencia clásica premoderna, era una violencia omnipresente, exhibicionista (quema de brujas). Que pasa a ser durante la Modernidad una violencia selectiva (campos de concentración, cárceles) y dialéctica (victima o verdugo, bien o mal, amigo o enemigo). Esta violencia moderna era visible, directa, corporal, física y real. Sin embargo, la violencia posmoderna se torna invisible, mediada, simbólica, metal y virtual; se mete entre los capilares de la sociedad hasta desparecer. La violencia se interioriza, dado que al ser mental y psicológica; el enemigo este en uno mismo, pues a esta coerción interna se le llamara Libertad. En otras palabras, existe una violencia del consenso, que es la violencia del conformismo en lugar del antagonismo.

El poder es una relación que minimiza al otro, es constructiva. Por contra, la violencia reconoce al otro para aniquilarlo, es destructiva. La violencia solo es constructiva si se utiliza como medio para conseguir el Poder. El Poder es organizador (unir y mediar), y busca integrar a los dominados en un espacio que estabiliza el dominio y le da perduración. Si todo es violencia, nada es violencia. La violencia estructural es más dominación que violencia, y cuanto más discreta menos violenta. A mayor consentimiento simbólico menor necesidad de violencia explícita. Pero las victimas de la violencia simbólica no son los excluidos sino los integrados. Es decir de cárceles y fabricas, se pasa a edificios de oficinas y centros comerciales.

La esencia de la política está en la distinción amigo-enemigo, dado que la comunidad se vuelve política cuando se siente amenazada. Dado que la política no es diálogo es discordia, es la lucha por decidir. Pero en la sociedad posmoderna no hay enemigos sino competidores, es decir el sujeto posmoderno no se enfrenta ni a un soberano, ni a un enemigo; sino que se enfrenta a si mismo, a un igual. Por tanto, hoy la política desaparece dentro del espacio del Capital siendo rellenado ese vació con espectáculo y escenas mediáticas (se juzga la personalidad y no la acción). Y es entonces cuando la política cae en manos de los expertos, es decir la tecnocracia, donde la política se vuelve un espectáculo, una simulación en si misma. Se vuelve una mera gestión del Capital, donde se consume política, como si se consumiera otro tipo de mercancía. No hay épica, ni heroísmo, no hay masa… porque no hay futuro. La masa tenia coherencia ideológica y solidez. Tenia un nosotros que tenia por objetivo el Poder. En contraposición, en vez de masa hay enjambre, grupos de individuos aislados y atomizados, pero aglutinados en una gran colmena. No hay un nosotros, sino una multiplicidad de Yo. Con uniones provisionales, fugaces e inestables (15-M). Dado que no desarrolla energías políticos, por ende no crea un contrapoder que genere una justa distribución de la riqueza, dado que prevalece la soledad. Porque la opinión sin ideología carece de consecuencias, y por tanto no transforma. Se trata de un mundo habitado por egos aislados que se confrontan entre sí. Que genera una escasa acción colectiva, perpetuándose en orden social neoliberal.

Si la fragmentación del tiempo genera inseguridad, la atomización social genera precariedad, dado que ante la pérdida de solidaridad aumenta la competencia total. De este modo el miedo incrementando la productividad. Al mismo tiempo, mientras que la alienación marxista consistía en que el objeto del trabajo se considera un objeto extraño, por tanto el trabajador no se reconoce en el producto de su trabajo. En la posmodernidad no se produce alienación, dado que la explotación se encubre mediante una seudo-libertad de la autorealización (no hay patrón hay emprededores), es decir me exploto a mi mismo al 100%. Siendo nosotros mismos los sujetos de nuestra alienación. Por tanto, ¿A quien hemos de dirigir la Revolución?

Consecuentemente debemos re-significar el concepto de Revolución. Si la libertad posmoderna consiste en no tener vínculos, ni compromisos; sin relaciones que generen identidad (Fragmentación, Pluralidad); una orgía de desregulación y desritualización que da como resultado un exceso de consumo, trabajo y comunicación. En contraposición, debemos reclamar que la Libertad Real está en los vínculos, en la amistad y la relación. Dado que la Revolución requiere de amor, entrega, compromiso y transformación.

Como el neoliberalismo promueve un ego de producción y rendimiento (Yo Puedo), donde el otro es solo un objeto aprovechable. Hay que rescatar al otro, necesitar al otro (Poder No Poder), ya que libera al individuo de la depresión. Ya que el ansia por encontrarnos con el otro nos mantiene alerta. El amor presupone un alteridad no solo la del otro sino también la mía. El amor consiste en entregarnos, que haya otro que sienta y viva distinto a mí.

También debemos recuperar la capacidad de escucha a los demás como dimensión política. Ya que no es un acto pasivo, porque reconoce, atiende y se dar al otro Y escuchar es lo único que nos permite hablar, por que escuchar es vecindad y comunidad. En la comunidad del “Me Gusta” solo hay encuentros entre iguales, privatizando el sufrimiento. Siendo culpables de sus miedos y debilidades. Es decir mi sufrimiento no se vincula con tu sufrimiento. Esta es la estrategia del Poder, privatizar el sufrimiento quitándole su carácter social, impendiendo su socialización, y por ende impidiendo su politización, por tanto el dolor y el miedo son solo nuestros. Siendo la politización la única posibilidad de pasar de lo privado a lo publico, pero con el posmodernismo la sociedad se ha despolitizado fragmentándose en pequeñas esferas privadas. En conclusión tenemos que redescubrir al Otro, escuchando al Otro ya que la sociedad posmoderna es sorda.

Si la modernidad era una vida en relación a proyectos, mirando hacia adelante, ordenada, direccionada, continua y previsible. En la posmodernidad la cultura perdió la linealidad, sin teología o teleología. Se transformo en una Hipercultura, donde los contenidos culturales diversos se agolpan y se yuxtaponen, implosionando. Liberada de nacionalidades, ideologías y religiones, se trata de una cultura globalizada, deshistorizada, abierta, rizomatica, aditiva y no conflictiva. En consecuencia, tendremos que proponer una Cultura del NO, un Aprender a decir NO. Resistir al consenso, dado que la madurez surge del conflicto, sin conflicto uno se ahoga en si mismo. Dado que en la posmodernidad la espera se considera un valor negativo que debe ser aniquilado, debemos generar intervalos organizadores de la vida; dado que sin intervalos hay una sucesión alocada de hechos sin principio ni final. El conocimiento requiere de tiempo acumulado (memoria), mientras que la información esta vaciá de tiempo (base de datos). Por tanto se requiere lentitud, recuerdos y sentido; es decir de vida contemplativa. Pero en la posmodernidad se confunde contemplación con ocio, en decir en tiempo de descanso que solo enlaza tiempos de trabajo (tiempo de recuperación física y mental). Tiempo de trabajo y consumo, de producción y destrucción. Es decir sin descanso, en una hiperactividad letal y continua, que reprime los espacios de silencio y soledad. En contra, la vida contemplativa produce tiempo existencial y por tanto teleológico. Por tanto habrá que construir espacios de Silencio y Soledad, donde solo decir lo que merezca ser dicho, buscar un lugar donde detenerse a pensar.

Y es que como dijo Goethe hace ya más de 200 años: “Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo. No se hace digno de la libertad y de la existencia sino aquel que tiene que conquistarlas cada día. Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser, es un suicida en pie. La libertad, como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días. ”
Pues lo dicho.

Fuentes: Byung-Chul Han y Claudio Alvarez Teran

Ediciones Marginales

Fuente del artículo: Portal Oaca

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